Por: Yhilbert Rangel, Carlos Esteban Higuera, David Augusto Castro
La economía campesina está
dividida entre grandes medianos y
pequeños productores, está ligada a la producción en minifundios o en latifundios pero comparten
algo en común, el manejo de agroquímicos
para obtener los mejores rendimientos en sus cosechas sea el cultivo que fuere,
esta metodología se ha utilizado en el campo colombiano desde hace muchos años
atrás, fueron introducidas por las grandes casas comerciales como Bayer,
Syngenta y Monsanto. Para nuestros ancestros nunca fue un problema cultivar con
los recursos que brinda la naturaleza, siempre se obtuvieron los mejores
resultados sin dañar, contaminar o extinguir
ningún ecosistema o ser viviente que estuviere a su alrededor, pero el
constante crecimiento poblacional es la excusa perfecta para que los
productores de alimentos crean que hay oportunidad de llenar sus bolsillos por medio de la utilización de
fertilizantes químicos, herbicidas, plaguicidas y en su totalidad agroquímicos
los cuales van a triplicar sus producciones,
es válido y es una propuesta tentadora ya que en el mundo actual la principal
necesidad del hombre es hacer dinero, pero a que costo estamos realizando estas
prácticas todos los grandes medianos y
pequeños productores entienden el daño que se le está generando al medio
ambiente, la destrucción de los suelos que han sido la cuna para la
alimentación de sus familias, la contaminación de agua que es el regalo que hace la tierra para que sea posible la
vida o la destrucción de la fauna de todo un ecosistema.
El uso desmedido de los
fertilizantes de síntesis química está provocando problemas ambientales entre
lo que destaca la eutrofización de cuerpos de agua, es decir, el aumento de la concentración
de nitrógeno y fosforo en ríos y lagos lo que provoca un proceso de deterioro
bilógico que disminuye el oxígeno disuelto y por consiguiente afecta la vida
acuática. Como respuesta a la situación planteada se ha propuesto el modelo de
agricultura sostenible, la cual concretamente consiste en cultivar el suelo
haciendo el menor daño posible lo cual repercute en el medio ambiente (sing et
al 2011). En este contexto una
particular importancia se le ha dado a los microorganismos que al interactuar
con las plantas estimula el crecimiento y las mantiene sanas ( Berg 2009, Singh
et al 2011) , la naturaleza provee todos los insumos necesarios para obtener
cultivos de la mejor calidad y esto lo hace a través de microorganismos que
logran asociarse con las plantas de tal manera que forman una estrecha comunión
en la cual las dos partes obtiene una buena ganancia, a lo que se le llama
simbiosis. Con excepción del agua, el
nitrógeno es considerado el nutriente mas limitante para las plantas (Franco
& dobereiner 1994) el mismo es un constituyente de aminoácidos, proteínas,
enzimas, ácidos nucleicos y vitaminas. El nitrógeno atmosférico N2 es
la única reserva accesible en la biosfera, la cual es relativamente
ilimitada pero no es empleada para los
vegetales. Si el nitrógeno es la base para la producción de cultivos sin
importar la familia a la cual pertenezca, y el suelo está siendo bombardeado
por fertilizantes de síntesis química que compensan las deficiencias
nutricionales que hagan falta a nivel químico
en los campos cultivables, esta falta de nitrógeno en los suelos se puede compensar con la implementación de
bacterias fijadores de nitrógeno (Rhizobium),
las cuales son capaces de fijar el nitrógeno atmosférico el cual es ilimitado.
Gran cantidad de
agricultores no utilizan estos métodos de biofertilizacion por desconocimiento
de estas tecnologías no conocen los beneficios aportados en la
asociación de Rhizobium con
plantas leguminosas. En un sistema optimo que asegure las densidades adecuadas
de Rhizobium en el suelo específico
para tal leguminosa, dicha planta puede llegar a satisfacer del 36 al 68% del
nitrógeno que necesita en su ciclo productivo a través del mecanismo de
fijación de nitrógeno (Herridge et al 2008). Los agricultores que conocen
estos sistemas de producción han abandonado la idea debido a un mal manejo de
los cultivos y un mal asocio entre la cepa y el cultivo utilizado, debido a que
si se desconoce las especies de Rhizobium
destinadas para el cultivo con el cual se trabaje se obtendrá menor
producción por hectárea. A nivel mundial se reportaron
experimento en campo que mostraron que la inoculación de frijol con rhizobia
mostraba una formación de nódulos baja y pobres rendimientos en la cosecha,
atribuyéndolo a varios factores, entre ellas la competencia entre Rhozobium nativas presentes en el suelo,
ciertas condiciones de estrés ambiental y a problemas genéticos de
reconocimiento molecular entre la planta
y microorganismo. Sin embargo, se ha demostrado que empleando el rhizobia
adecuado a la variedad cultivada, en conjunto con un programa de fertilización
con nitrógeno inorgánico en bajas dosis, produce aumentos significativos en el
rendimiento (Hungria et al 2003)
Las alternativas biológicas son
un tema que ha ido tomando mucha fuerza a nivel mundial ya que las alternativas
de manejo sostenible han existido siempre, pero nunca fueron prioridad, debido
a que nunca hemos tenido riesgo de perder nuestros suelos o eso creemos no es
necesario contaminar nuestro planeta ya que el brinda todo lo necesario para
vivir, sin el problema es el nitrógeno ya está la solución solo hay que saber
implementarla y darle un buen manejo, de esta manera el agricultor minimizara
los costos de producción y pensara antes de invertir grandes sumas de dinero en agroinsumos y poder dedicarse a las producciones limpias a base de
biofertilizantes.
Las casas comerciales de
agroinsumos han hecho creer al
agricultor que sin insumos de síntesis química perderá la inversión hecha en su
cultivo ya que el negocio de las casas comerciales implica que el agricultor
compre grandes cantidades de venenos
que efectivamente aumenta la producción pero no son sustentables en el tiempo ya
que siempre se necesitara más para cumplir la exigencia del y el beneficio será
cada vez menor.
Los beneficios de Rhizobium no se limitan a la fijación de
nitrógeno atmosférico ya que los constantes estudios en esta área de la microbiología
han demostrado que puede utilizarse para el control de enfermedades dependiendo
de la cepa utilizada y la enfermedad a tratar obteniendo muy buenos resultados.
Rhizobium, muestran potencial como
agentes de combate biológico de muchas enfermedades de plantas, inducidas por
hongos y bacterias (Olsen y Baker 1968; Garret, 1970; Baker y Cook, 1974;
Turner y Backman, 1986; Weller, D., 1988; Ciampi y Tewari, 1990). La
posibilidad de usar cepas de R.
leguminosarum biovar phaseoli como agente de combate biológico se favorece
por la variabilidad genética de esta bacteria, lo cual incrementa la
probabili-dad de ocurrencia natural de bacterias antagonistas a patógenos
(Blakeman y Fokkema, 1982; Lenox, 1981). Algunos aislamientos de Rhizobium han mostrado un efecto
inhibitorio “in vitro”, sobre el crecimiento de algunos hongos fitopatógenos,
cuando éstas fueron evaluadas en medio de cultivo (Drapeau et al., 1973; Blum,
Frey y Soto 1992). Se ha sugerido que las bacterias fijadoras de nitrógeno, en
presencia de dichos hongos, son capaces de producir sustancias anti-fúngicas. (Antoun,
Bordeleau y Gagnon (1978)) determinaron que el efecto inhibitorio en el
desarrollo de hongos se pudo deber a la competencia por nutrimentos, y no a la
producción de sustancias tóxicas al hongo. Estas bacterias no solamente
actúan con géneros de la familia de las leguminosas, pueden ser utilizadas para
el control de varias enfermedades en otros grupos vegetales debido a que no
todas las enfermedades se comportan igual y no todos los géneros de Rhizobium producen los mismos compuestos
químicos que alejan los patógenos.
Son organismos promotores de
crecimientos realizando tan benéficas tareas de forma directa he indirecta en
el follaje o raíz de la planta. La estimulación indirecta del crecimiento
de plantas incluye una variedad de mecanismos por los cuales la bacteria inhibe
la acción fúngica sobre el crecimiento y desarrollo de la planta ( Hassan et
al., 1997; Essalmani & Lahlou, 2003 ). La estimulación directa puede
incluir la fijación de nitrógeno ( Sessitsch et al., 2002 ), la producción de
hormonas de enzimas de sideróforos y solubilización de fosfatos ( Rodriguez
& Fraga, 1999 )
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